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Mucho se habla acerca de cómo la humanidad es dependiente de la tecnología, se habla acerca de todo lo que hacemos y que no funcionaría sin recursos técnicos. Un buen ejemplo son los pagos digitales. ¡Sigue leyendo!
Sin embargo, durante el tiempo ha sido creada otra clase de dependencia de la tecnología, no de los recursos ni de todo lo que puede hacer, sino de la facilidad que la tecnología proporciona en nuestras vidas.
Por ejemplo, la mayoría de nosotros siempre utiliza alguna calculadora para hacer hasta los cálculos más simples, como adición y sustracción. Sabemos la manera de hacer el cálculo, y a veces hasta somos buenos en matemáticas, sin embargo, preferimos utilizar la tecnología para hacer la cuenta.
Siguiendo este camino, pronto, no vamos a tener la capacidad de hacer el cálculo 1+1 sin utilizar la calculadora.
Otro ejemplo, en muchos países ya hay discusiones acerca del fin de la escritura manual. Hay discusiones acerca de la necesidad de la enseñanza en las escuelas primarias. Y hay muchos que defienden que no hay más razones para enseñarla.
Muchos dicen que el uso de la escritura digital reemplaza el uso de la escritura manual. Y así, va a ser algo que no tendrá provecho en el futuro.
¿Ya ha pensado en un mundo en el cual la gente no sepa escribir de manera manual y solamente puede hacerlo con algún aparato electrónico?
Pensar en un mundo así no me parece una evolución, sino una involución.
¿Cuáles son los problemas de la dependencia?
El primer problema de una dependencia tan grande es la pereza de pensar y racionar. Creamos el hábito de no utilizar nuestra capacidad e inteligencia de la manera que deberíamos. Hacemos una subutilización o entonces una utilización debajo de lo que podríamos hacer.
El cerebro es semejante a un muslo, cuanto más lo utilizamos, más se va a desarrollar. Dejar de utilizarlo, va a dejarlo perezoso. Y con eso, la mente se queda cada vez más lenta en la ejecución de las tareas. Hasta que llegará el punto en el que no vamos a tener la capacidad de hacer nada sin la tecnología.
Otro punto muy importante es la posibilidad de un día vivir sin tecnología. Esta idea puede parecer algo apocalíptico o el tema de una película. Sin embargo, vamos a pensar:
Si un día ocurre algo que impide la utilización de la tecnología, ¿qué va a hacer la gente? ¿Cómo van a vivir?
En el mundo actual, aún tenemos mucha gente que ha vivido en tiempos con menos recursos tecnológicos, y seguramente ellos podrán regresar a la utilización de métodos más arcaicos para la ejecución de tareas.
¿Y si la tecnología falla en un momento en el que la gente no sepa sobrevivir sin ella?
Solamente más un ejemplo, hay proyectos para que los coches hagan la conducción basada en la inteligencia artificial. Y probablemente en un futuro no muy distante todos lo harán y va a ser algo común dejar el propio coche conducir.
Imagine un futuro en el que los sistemas de conducción no funcionen en ningún coche y la gente ya no sabe la manera de conducir. Todos quedarán sin locomoción porque nadie sabe la manera hacerlo de forma manual.
Sé que mis consideraciones pueden parecer una crítica a la tecnología, pero no son. Son críticas a la manera que quedamos tan dependientes de ella. Vivimos en un mundo en el que la gente dice que es imposible vivir sin algunas tecnologías.
Para algunos asuntos, estoy de acuerdo con esta afirmación. Sin embargo, debemos poner límites en esta dependencia. Y todo lo que se pueda hacer utilizando solamente nuestra mente y habilidades, debemos hacerlo. Así, continuaremos a desarrollarnos personalmente y tecnológicamente.
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